jueves, 22 de septiembre de 2011

.

Necesito saber que soy algo de ti, por lo menos tu dolor

martes, 20 de septiembre de 2011

Solo por un día




Quiero que te enamores de mí, pero solo por un día. Quiero que por la mañana nos consuman las ansias de conocernos, de encontrarnos, de respirarnos. Que nos topemos al amanecer y tengamos un encuentro de esos que congelan el mundo entre el café y el desayuno. Quiero que para el almuerzo estemos ya trastornados, que dejemos la cordura en el tráfico de las nueve, que me contamines de tu mundo surrealista y yo te llene de mi universo burocrático y a medio morir. Quiero tener maestría en cada callejón de tu piel, conocer los pasadizos y rincones como si hubiéramos tenido tatuados los mapas desde tiempos ancestrales. Quiero devorar todo lo bueno de ti, lo secreto de ti, la mentira de ti. Quiero que al llegar la tarde comencemos a consumirnos, que extrapolemos el momento hasta llegar al punto en que nos sintamos muertos, que quememos todos los cerillos, que nos abramos tanto que nuestras entrañas comiencen a devorarse entre ellas, quiero que tu dolor me pese como un demonio y mis manías te consuman toda la piel. Quiero que se nos acabe el aire, el agua y la fe. Quiero que me odies, pero con dulzura. Que nos encadenemos a esa habitación sofocada, como dos suicidas, como los locos que somos. Quiero que al atardecer se derriben las paredes y nos encontremos solos y desnudos, encadenados a una habitación que ya no existe. Que te arranques de mi piel y huyas lo más rápido posible, que te lleves contigo las palabras que olvidaste dentro de mi garganta. Quiero llorarte durante la noche, desesperada primero, bajito después, hasta que se convierta en un susurro. Que lentamente los sollozos se vuelvan canciones y las heridas abiertas se cicatricen justo cuando se acerca el alba. Quiero que llegue la mañana y poder contemplar tu cicatriz, vieja y casi olvidada, que inspire algún verso dulce y lejano que no consiga recordar. Y volver a empezar. Sentir ansias de conocerte, de encontrarte, de respirarte.

miércoles, 31 de agosto de 2011

No te extraño

No te extraño ¿Sabes? Extraño la increíble capacidad que tenías de calmar los hoyos negros. Extraño no sentirme miserablemente sola. Extraño tener ruido con que llenar el silencio, pero no a ti, no a quien eres. Extraño que me distraigas del frío, que cubras las paredes de este pozo sin fondo con papel tapiz del mundo real, del mundo de fuera. Pero, ¿qué sé yo del mundo real? ¿Qué conozco además de la fantasía que me vendiste?. Extraño tus fantasías, pero no a ti, no a tus manos. No puedo extrañarte, estoy demasiado ocupada tambaleándome en un mundo que no conozco, ni reconozco, que ni siquiera sospechaba. Es aterradoramente igual al anterior. Pero sin ti. Pero sin luz al final del túnel. Extraño la esperanza que me dabas a cucharadas grandes con las que me atragantaba, que me llenaban el estómago muerto hasta querer vomitar. Extraño lo tibio en el estómago, como de sangre por fin bombeando. Pero no a ti, no a tu esperanza sintética, no a tus cucharadas inhumanas. Extraño nuestras puestas de sol dibujadas con crayolas sobre las paredes, pero no a ti, ni a las paredes (en especial no a las paredes)

Extraño saber como respirar, extraño saber que si no me levanto de la cama algo va a pasar, alguien va a darse cuenta, alguien sabrá que no es gripa ni sueño, que no me he levantado por que tengo la esperanza de que si cierro los ojos puede pasar que el mundo se apiade y me lleve rápido y sin dolor. Entonces cierro los ojos. Pero la cama sigue ahí, sigue intentando devorarme el alma pero jamás lo hace. No tiene piedad, solo juega conmigo. Extraño que ahuyentes los demonios de mi cama. Que cubras los espejos para que no pueda verlos. Pero no te extraño a ti, no extraño a tus demonios.

Tengo que inventarme de nuevo, desde cero, construirme sin hoyos negros, sin demonios, sin estómagos muertos, sin ojos que se mueran por puestas de sol dibujadas con crayolas, sin anemia de fantasías. Tengo que construirme fuera del pozo sin fondo. Donde pueda extrañarte, a ti, a tus manos, a tus demonios.

lunes, 29 de agosto de 2011

.

No queda mas de mi que esta canción apagada y los ecos atorados en las paredes. De lo que fuí queda un par de zapatos viejos, un cuaderno sin usar y una máscara de payaso. Una voz chiquita, un cuerpo de vapor, comida sin sal y verano sin lluvia.

Pero tómalo si quieres, si te sirve de algo. Si eres de esas personas que encuentran tesoros en la basura. Tómame si quieres, si no tienes nada mas importante que hacer, si esta quincena te sobran minutos y te falta sangre en las venas.

Tal vez encuentres algo con que entretenerte, algo que te mantenga las manos ocupadas pero el alma en blanco.

Toma lo que quieras. Toma todo lo que encuentres, si es que encuentras algo. No prometo nada.

domingo, 22 de mayo de 2011

-

Yo empecé a vivir en el primer momento en que pude aferrarme a tu piel. Cuando pude pasar mis dedos lentamente por algo que irradiaba calor.
Todavía no puedo creer lo real que se siente tu piel. Me abrazo a ti con una necesidad reprimida por años. Intento consumir todo lo que pueda de tu piel pero no me cabes en el cuerpo. Entonces siento que voy a explotar de tanto necesitarte. Me abrazo a tu piel intentando saciar un hambre milenaria, como si te deseara desde el principio del universo, como si cada ley de la física hubiera confabulado para poder llegar a este momento cúspide, en el que puedo tocarte y eres real y estas viva y puedes verme. De repente todo lo demás se derrumba, y todo lo que he visto alguna vez no suena mas que a un juego sin sentido. Todo lo inventé yo, son todos los amigos imaginarios de una niñez suspendida en el tiempo y este momento, esta mano, este brazo, este hombro que beso son lo único que ha existido jamás, y ha existido siempre, solo esperando que pudiera encontrarlo. Solo tu voz resuena en todo el universo, lo mueve todo, los planetas giran solo para poder acompañar el compás de tu anécdota sobre el fin de semana. Ya los músculos me queman de abrazarte con tanta fuerza, pero tengo miedo. Tengo miedo de que si te suelto todo desaparezca, que me una a este mundo irreal que me inventé solo para que tuvieras un lugar donde existir, me aferro a tu cabello intentando mantenerme en este espacio de verdad y no de gas. Pero al dejarte ir el mundo sigue ahí, y puedes verme. No me preguntes por que lloro. Creo que es de alivio, de saber que puedes seguir existiendo, que no vas a evaporarte de repente solo por que no te sujeté demasiado fuerte, que no voy a morir de necesidad de ti. Con el hecho de que sigas entre tierra y cielo basta para que todo lo demás se siga sintiendo real, para que el resto del mundo se contamine un poquito de ti. Que se vuelva un poquito mas real, un poquito mas dulce y un poquito menos agrio.

domingo, 24 de abril de 2011

-

Nací con el superpoder de la evasión, mientras algunos niños nacen con una torta bajos el brazo, a mi me toco un filtro. A través de el pasan y se quedan, el clima, su cara de reprobación, el sonido del teléfono, los recuerdos agrios, el miedo, y un poco de sentido común. A través de el pasé la mayor parte de mi infancia, que aun me grita desde el otro lado reclamando mi atención.

Puedo filtrar a casi todos los seres humanos, y los que logran cruzar jamás lo hacen completos. Del lado líquido de mi universo solo cruzan humanoides incompletos, una vez que mi filtro les quita todo la suciedad y mundanidad llena de mundo que pudiera contaminar estos rumbos. Nadan junto a mi solo seres mutilados, mientras partes de sus cuerpos esperan pacientes en el filtro.

Estos seres y yo nos movemos entre ondas tranquilas, agua helada a veces, que alcanza a entibiarse solamente con algunas gotas de felicidad esporádicas.

Puedo apartar de mí todo el dolor, que se acumula al otro lado de mi universo junto con restos humanos, miradas recriminatorias, datos, su rostro, sombras y calor.

El dolor se acumula gota a gota hasta que comienza a corroer las fibras del filtro, por fin su ácido crea un agujero y comienza a gotear sobre la piscina tibia de mi mundo. Las aguas se agitan y burbujean. Yo me coloco bajo la gotera y abro la boca para tragármelo todo. Para que me saque de este infierno gris y tibio, de esta inmensidad perversamente igual, uniforme y deforme. Trago litros de dolor mientras las aguas se agitan enfurecidas. Lloro de felicidad, de dolor, de vida.

miércoles, 13 de abril de 2011

-

Me hace cosquillas en los pies mientras intenta alcanzarme del techo. Pero ella está sola, yo estoy aquí arriba. Me mira desde el sucio piso con su mirada perdida en el infinito como intentando resolver una división de 13 dígitos mentalmente. Yo solo me recuesto en el cielo. El viento me atraviesa y veo su cuerpo que sigue recorriendo el aire en busca de algo que no comprende. Me busca a mi. Se busca a ella. Pero prefiero dejar sus intestinos retorcerse ahí abajo, prefiero quedarme aquí respirando mi deliciosa carencia de cuerpo. Inhalo el hermoso silencio que me acaricia. Puedo dejar que el miedo la sofoque y que la culpa se coma sus pulmones desde dentro. Ya regresaré cuando deje de ser un campo de batalla. No la necesito. Giró en el viento expandiéndome y contrayéndome a mis anchas. Soy gigantesca pero me deslizo por su cabello. Su mirada encuentra un punto al que anclarse por allá en el este, se sienta en el piso y deja caer la cabeza hacia un lado. Sus ojos se derriten. Aterrizó para consolarla, me acerco y su gravedad me consume. El silencio se rompe y estoy atrapada de nuevo en la tempestad. El ruido de nuestro microcosmos se libera como lluvia.

miércoles, 23 de marzo de 2011

-

No. En esta casa no existen pterodactilos, solo dáctilos. Al cruzar la puerta lavamos el ptero a manguerasos. Entiérrame en los colores, esta combustión parece mentira. No mas cristales en la tierra, estamos dentro muy, muy dentro. Jugaremos en el bosque mientras la luna no esta por que si la luna aparece a todos son acuchillara lentamente hasta desangrarnos y hacer de todos el bosque una alberca llena de un lodazal de tierra y sangre que devora piernas. Ya no estas en la mesa del rincón, ni en el congelador, ni en la suela del zapato del vagabundo que te piso. Esta es la cortina que no se mueve. Tropieza con el fauno que te comerá la nariz, y entonces? Estarás en la huella de la de la huella únicamente, ya no hay mas. En esta jauría no hay espacio para ti, comete a ti mismo, comienza por las patas hasta llegar a tu nuca. Mira lo que hemos logrado, por fin llenamos este espacio de nada. La nada que se absorbe y la nada que se inhala. Y el todo que se quema y se cambia por la nada. Nada hay, nada canta. Nada, nada. Mira hasta lo que llegamos. Hoy ubicaremos en la vía láctea una nueva incongruencia, entre tus uñas no crecen galaxias. El universo se redujo a nada por que entre tus uñas solo habían arañas. Juro que el piso era de figuras deformes, como los ojos de mi garganta. Lugares donde ya no tienen ratones ni orugas ni chimpancés, solo minotauros. Gordos y grandes minotauros hambrientos de amor (se restriegan contra el piso) se quieren quitar de la piel la necesidad. Los minotauros ruedan por el suelo de tierra, y sus ojos se desorbitan en necesidad y desespero. Mugen como simples vacas, donde quedaron los monstruos? Entonces abrí la ventana de lo que no se puede tocar, lo que te derrite las manos. Pero la ventana estaba abierta. Tócalo, que esta descubierto. Entonces sus manos se volvieron lagos y ahogo a sus 7 hijos en el. El lago se lleno de sirenas formadas de las partes rescatadas. Los cangrejos se comieron el resto. Este es el himno al país de la jaula, recítalo sin balbucear, después comete tus propios labios. Ahora recítalo al revés. Tenia demasiados colores en la raíz del cabello, sentía como invadían su cerebro. El naranja y el verde se colaron por los capilares y pintaron un paisaje por detrás de sus ojos. Sin estrellas ni puestos de periódicos. Sin argumentos, ganó la paz eterna, solo bastaron 4 botes de basura y la cabeza del rey pitufo en una charola de plata.

lunes, 14 de marzo de 2011

Mi felicidad mediocre

Mi dolor ya no es importante, y las quejas se me secaron. Y feliz, eso nunca fui… bueno…. tal vez un poco. Tal vez moderado, jamás brillante feliz, o sólido feliz, jamás visible feliz. A veces intangible, a veces diluido. Felis con S. A veces feliz de trasfondo o de bodega. A veces feliz a la fuerza, a veces feliz medido contado y pesado. Feliz de closet. Feliz en misterio. Feliz manchado. Feliz retorcido. Siempre feliz de dientes pero nunca de ojos. Siempre con las manos pero nunca con las tripas. Feliz matutino, frágil. jamás vespertino, que dure. Feliz al revés. Sever la zilef. Feliz de comida favorita pero fría y en mesa sola. Siempre de un feliz caduco, light, e imitación china. Del feliz que se carga sobre los hombros como sacos de cemento a las 12 del día (y de mayo). Nunca del feliz que empuja, o del que besa. Feliz, por contrato, por compromiso. Feliz por tiranía (perdimos la democracia). Feliz por que estaba aburrida de estar triste. Pero feliz finalmente (o eso me repito). Feliz de viernes por la noche aunque no se tengan ganas de fin de semana. Feliz de mal regalo de cumpleaños pero regalo al fin y al cabo. Feliz de mi casa se quemó con todo y hijos pero por lo menos rescaté a mi gato. Feliz de me sacaron el riñón, páncreas y fémur, pero por lo menos no estoy ciego. Feliz de podría ser peor. Del feliz que se mastica pero no se traga. Jamás un feliz del que cubre los ojos. Siempre feliz precavido, que busca y encuentra el acantilado donde acabará. Siempre del feliz con la fecha de caducidad escrita en mayúsculas rojas (a veces hasta en letrero de neón). Del feliz que se agarra con pinzitas. Feliz entre algodones y olor a desinfectante, feliz con tapabocas y gel antibacterial. Feliz de esta-no-es-la-felicidad-que-buscaba-pero-ya-no-tengo-gasolina-no-tendra-un-vasito-de-agua-?.

lunes, 28 de febrero de 2011

-

Te sientas entre las 4 paredes de tu soledad.
Y los ladrillos comienzan a irradiar el polvo que los creo.
Atraviesan el aire y juega con tu piel,
te atraviesa los poros mientras las paredes te observan,
y se deshacen poco a poco.
Se acercan a ti.
Se vuelven ríos de polvo que vuelan hacia ti.
Las paredes te atraviesan y se vuelven parte de tu piel.
De tu inutilidad.
Y ya no sabes si ellas te contaminan a ti o tu las contaminas a ellas.
Entonces ya no las necesitas para aislarte del mundo.
Tu eres la soledad.
Tu eres la piedra.
Pero eres una soledad solitaria, no tienes a quien proteger.

jueves, 27 de enero de 2011

Engendros de guerra

Esta rutina de muerte contamina aunque cierres los ojos, aunque pases la pagina o cambies el canal. Pero es tan fácil hacer oídos sordos, es tan fácil concentrarse en temas mas sofisticados o agradables y pretender que es otro suelo el que esta sangrando y no el tuyo. Pretender que perteneces a los otros, a los buenos, como si existieran los buenos en esta batalla sin héroes ni ideales. Pretendes que esta guerra no te toca pero el miedo en el aire se te mete por los poros y llena los pulmones, contamina los huesos y los vuelve de plomo.

Nos olvidamos que cada cadaver en esta guerra es mas que un número, que eran carne y hueso con 5 dedos en cada mano, que tuvieron maestros de primaria, y una talla de zapatos. Para mi son los amigos de la infancia que vi crecer y ser consumidos, para después ser asesinados, las narco mantas en mi colonia que aparecieron después, ver a esa familia que no tiene otra opción que quedarse en casa y esperar pasivamente a morir uno por uno. Es mi primo de 8 años que sabe diferenciar perfectamente una balasera de unos cohetes. Son los gritos por la noche de mi abuela, sus pastillas y sus pesadillas, es que el cabron asesino y secuestrador de mi abuelo siga en la calle, un número más. Es preguntar que hubo de nuevo en la semana y recibir un obituario como si fuera lo mas cotidiano del mundo. Es ese amigo y la noche que paso con una bala en el cuerpo y el cadáver de sus primos desangrándose sobre él, es que ahora tenga que vivir huyendo, como si presenciar un crimen te volviera mas criminal que al asesino.

Pero esta no es nuestra guerra, es del gobierno y es del narco. Claro, ellos tiene las manos llenas de sangre, pero nosotros vivimos hundidos en sangre hasta el cuello. Aun así es mas fácil cerrar los ojos. Por que, ¿Qué podríamos hacer? los gritos de paz se pierden en el vacío, podemos desgarrarnos las gargantas pero la sangre seguirá fluyendo. ¿Que podemos hacer ademas de ver las heridas en nuestros cuerpos, mentes crecer? Tragarnos el miedo y cruzar los dedos esperando mañana no estar a la hora incorrecta y en el lugar equivocado. Sacudir la cabeza en reprobación, repetir que "que fea esta la cosa", que "que horrendo lugar".

Pero eventualmente se cansa la voz, te quedas callado, te resignas a cerrar los ojos y cambiar de pagina y de canal. Y sin darnos cuenta, nos volvimos engendros de la guerra. Personas con el cuerpo manchado de sangre, pero un manto de silencio para cubrirnos. Decidimos tomar la indignación, y la rabia, y las lagrimas, y la impotencia y tragárnoslas sin importarnos el veneno. Y ahora corren por nuestras venas, como una mezcla repugnante de resignación e indiferencia. Dejamos que esta guerra nos robara el alma. La capacidad de asombro. La compasión. La humanidad. Le permitimos entrar en nuestros cuerpos y nuestras casas sin ponerle una barrera, porque no quedaba mas que hacer. Y ahora sus imágenes y palabras quedaron tatuadas en nuestra piel. Sicario, encobijado, ejecución, no son mas que nuestro pan de cada día, repetimos la palabra muerte tantas veces que ha perdido el sentido. Ahora esta mezcla repugnante que corría por nuestras venas comienza a endurecerse. Y nos volvemos piedra. Que mas podríamos ser si ya somos incapaces de sentir el asco, de sentir el coraje, si somos capaces de ver estas mas de 28 mil tumbas y girar la cabeza. Vendimos nuestra alma por un poco de esta paz falsa, por un poco de anestesia. Somos engendros de esta guerra, engendros de piedra, por que no quedaba nada mas en que convertirnos.

jueves, 6 de enero de 2011

Miedo a las alturas

Llovía a cántaros, como monzón, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Deberían declarar emergencia nacional y cancelar todos los vuelos, pensó. Es una irresponsabilidad por parte del gobierno dejar que las aerolíneas continúen en funcionamiento en estas condiciones, muchos vuelos se han caído por lluvias mucho menos fuertes que esta. Vio los boletos en la repisa y suspiró, el gerente le había dado una ultima advertencia de que no se realizarían más cambios de fecha para sus boletos. Además lo había prometido. Respiro profundamente y tomo su maleta. Sólo es un avión, se dijo. Salió de su casa y abrió el paraguas sobre el que cayeron tres gotas de lluvia para después detenerse. El solo lo encandilaba.

Aun con el paraguas abierto, bajo las escaleras y caminó hacia la esquina, miró el cielo esperanzado de que las pocas gotas que caían se volvieran un huracán, pero nada, se detuvieron por completo. Saludo a al vecina que lo observaba desde la ventana y espero a que pasara un taxi, pasaron 10 segundos y ya estaba dispuesto a regresar a su casa, nadie podía culparlo si no había tenido forma de llegar, pero un taxi paso lentamente frente a él. Resignado abrió la portezuela trasera del taxi y lo abordó.

-¿A dónde quiere ir? -preguntó el taxista, el hombre dudó.
-Al centro, por favor
El taxi avanzo veinte cuadras cuando el hombre se arrepintió. Lo prometí, lo prometí se repetía.
-¿Sabe que? Mejor hacia el aeropuerto por favor.

El taxista asintió mientras subía el volumen de la radio. Aunque quien sabe, pensó el hombre, la lluvia se detuvo, pero tal vez l humedad pudo haber oxidado los propulsores que pueden explotar en pleno vuelo descuartizando a todos los pasajeros.
-Disculpe, de regreso al centro por favor.
-Claro señor -dijo el taxista mientras viraba hacia la izquierda.

El vehículo avanzo veinte cuadras mientras el hombre ignoraba el celular que sonaba constantemente. Lo prometí, pensó. ¡Pero la humedad! Se respondía. Pero lo prometí.

-Si no es mucha molestia, ¿podría regresar hacia el aeropuerto? -dijo casi en un suspiro.

El taxista no respondió, sólo giró hacia la derecha para después seguir por avenida tres.

-¿Alguna vez ha escuchado de un avión que explote por la humedad y descuartice a todos sus pasajeros?
-No, señor -contestó secamente.
-No, yo tampoco, pero suena posible ¿no cree? Además, la presión no se siente adecuada el día de hoy, se siente un poco baja ¿no cree?
-No lo se señor
-¿Sabe qué? Creo que es mejor que regrese al centro.

El taxista lo ignoró, dio vuelta en el Boulevard Puerta Aérea a cinco cuadras del aeropuerto y se detuvo bruscamente.

-De aquí puede llegar solo al aeropuerto –dijo exasperado.
-¿Cuánto le debo? –preguntó avergonzado el hombre
-Lo que marque el taxímetro más la propina que quiera
-Todavía pide propina, ya no hay temor de Dios.

Le aventó un billete de cien pesos y bajó del taxi. Tardó una hora en caminar las cinco cuadras restantes, mientras cavilaba sobre los riesgos del terrorismo en México y los pilotos con certificados pirata.

Entró al aeropuerto y comenzó a buscar la puerta que le correspondía, después de un enorme recorrido de diez metros llegó a la conclusión de que sus boletos eran falsos pues la puerta no existía y caminó hacia la puerta del aeropuerto donde buscó otro taxi. Hizo un ademán para detener el primero que pasó y lo abordó. Nadie puede culparme, se dijo, yo lo intenté, además ¿quién necesita viajar en esas mounstrosidades si existen medios de transporte terrestres muchos más seguros? Pensó mientras veía el trailer acercarse a toda velocidad contra su ventanilla.