domingo, 11 de marzo de 2012

Sleeping with ghosts


Dentro de mi habitan 3 seres de aire, que a veces, solo a veces toman forma. Puede ser en forma de susurros, de escalofríos, de rabia, de gritos o de llanto. Pero otras tantas toman forma humana. Se plantan frente a mi con toda su humanidad y se apoderan del cuerpo que, se supone, me pertenece. No tienen nombre, o si lo tienen no quieren compartirlo, tienen entre ellas una complicidad que jamás comprenderé. Yo las llamo uno, dos y tres, por no robarles la oportunidad de algún día decirme su nombre verdadero. Cada una es gobernada por una pasión, y es ésta misma la que a veces me comparten.

La uno y la dos se entremezclan en mi vida, se fusionan conmigo todos los días y lloran con mis ojos, se ríen con mi risa. Son parte de mi piel y de mi sangre. También se fusionan entre ellas, la dos incita a la uno a volverse más proactiva en mi destrucción, hace que corte mi piel y que muerda mis brazos, que acelere el carro a toda velocidad y cierre los ojos, para ella es un juego, sonríe mientras giro el volante esquivando la curva que pudo habernos matado. La uno le susurra a la dos que lo bese más fuerte, que no importa su nombre, que no quiere estar sola ésta noche, le sirve otro vaso mientras ella ríe. Las quiero a veces, las odio otras tantas. Pero la tres… la tres es otra historia.


I
La uno y yo hacemos el amor, así, en el sentido cursi y meloso de la frase. Ella se aferra a mi con una necesidad insaciable de afecto, nos acariciamos cada centímetro del mapa de nuestros cuerpos, de nuestro cuerpo. Para conocernos, para descubrir las heridas y llorar sobre ellas. Clava sus dedos sobre mi espalda intentando llenar su vacío, pero mi piel jamás la llena. Ella no respira, no necesita aire, para ella el llanto es la respiración, el sudor, la sangre. Me cubre con su líquido tóxico y doloroso, pero no puedo hacer más que llorar con ella, que seguir recorriendo el espacio entre sus piernas para intentar encontrar el punto donde descansa su miseria. Con la punta de los dedos comienzo a rozar su sexo, mojado de lágrimas, lleno de mis recuerdos censurados, ella llora de placer. Con mis manos recorro los recuerdos, buscando librarla de ellos, reemplazarlos por el consuelo entre mis dedos, por nuevos recuerdos que no tengan que censurarse. Ella llora, se abraza a mi con fuerza, deja que las imágenes giren alrededor de nosotras junto con los sonidos de orgasmo y dolor. Su cuerpo, nuestro cuerpo se ondula debatiéndose entre el placer y la miseria, pero su sustancia es puro dolor, sin él no existiría. Clava sus uñas en mis piernas, me ruega que no la abandone. Comienza a extrañarme antes de que mis manos abandonen el baúl prohibido de nuestros recuerdos censurados. Pero la realidad llama. Su presencia se evapora en el aire dejando sobre mi cuerpo y sobre mis ojos solo ese líquido que es su sangre, su aire, su alma.

II
La dos y yo simple y llanamente, cogemos. Con ella la vida es un juego, y mi cuerpo su parque favorito. Es la más compleja de las 3, porque su alegría no es pura, como la tristeza de uno. Su alegría se mezcla con la rabia y el desenfreno y una vez que comienza a recorrer con su lengua los callejones de mi piel, sus dientes también se dan a la tarea de mezclar el placer con la venganza. Dibuja con su lengua risas en mi vientre y en mis piernas, que después mezcla con la sangre que hace brotar de mi espalda. Ella ríe, me recorre, me seduce, pero se niega a satisfacerme. Sonríe contemplando como ruego por sus manos, como necesito su sonrisa dentro de mi, su lengua venenosa, irónica, alegre. Marca con sus uñas afiladas los espacios de mis vacíos. Volamos a lugares llenos de colores fluorescentes, me da vueltas, estoy a su merced. De los colores brotan monstruos grotescamente hermosos que nos envuelven, nos observan. Con su lengua hace que los colores brillen más allá de lo que es posible. Con sus manos me lleva a los límites del placer, reímos, nos burlamos del mundo real que ha quedado debajo de nosotras, que jamás podrá alcanzarnos. Escupimos a ese mundo, le gritamos que este es EL mundo. Me aferro a ella, a sus manos coloridas, a su lengua afilada y venenosa, justo antes de que se vuelva vapor. Y así, sin más que una sonrisa irónica, me regresa a ese mundo que me juró no era real.


III
La tres habita en las cavernas más profundas de mi mente, vive encadenada y bajo tres cerrojos, pero puedo escucharla gritando la mayor parte del día. Son gritos crípticos, bestiales, en un idioma que no logro comprender. Pero la uno y la dos los comprenden, van a su caverna para hacerle compañía, escuchan sus consejos y la consuelan. Pero la tres no quiere consuelo, quiere sangre, mi sangre. Tiene un nombre, estoy segura, me lo dijo una vez, pero me aterra recordarlo. Puedo mantenerla controlada, pero la uno, la puta uno, la perra uno, me rompe hasta que dejo caer las barreras. Sus cadenas se liberan en un estruendo de metales, como una orquesta desafinada, el ruido de la tres va creciendo y entonces sus gritos bestiales se convierten en palabras como uñas en un pizarrón. Puedo sentirla, no solo como una metáfora, literalmente sentirla en mi cuerpo. Y entonces todo lo que parecía real en el mundo se desvanece, me succiona a su mundo oscuro y húmedo y pierdo contacto con la realidad. Ella no me hace el amor, no tiene sexo conmigo, ella me posee. Me viola con los dientes, con las uñas, con los puños, tiene hambre de mi cuerpo. La uno se arrepiente de haber creído sus engaños, pero es débil, la manipula como un trozo de plastilina. Por supuesto que esta vez no era diferente, por supuesto que no solo quería hablar. Pero ha abierto la puerta. La tres marca mi cuerpo con cada gota de su odio, corroe mi piel, destruye mis huesos. Me azota contra el piso y pierdo la conciencia. No sé que hace ella con mi cuerpo después.

1 cuchicheos:

D.F.A. dijo...

Laura, escribes con una facilidad y don que no se encuentran casi en ningún lado y menos en estos tiempos. Debo decir que el primer día que te leí, que no fue hace mucho, caí perdidamente en lo que decías me identifique y apasione con tus palabras, tienes el don. Yo creo que puedes ser una gran poeta de nuestros tiempos. Felicidades :)

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