Hoy desperté. No como todos esos días en los que escuchas el despertador, lo apagas por inercia, te levantas, sigues la rutina, paso a paso y antes de que te des cuenta, estas de regreso en la cama repitiéndolo todo de nuevo con el alma vieja y pesada, cansado de inhalar y exhalar, y repetirlo de nuevo una y otra y otra vez, pasa sabrá dios cuanto tiempo pero parece que hubiera dado lo mismo si no hubieras apagado ese despertador hace 3, 4, 7, 1437 días o que se yo.
Pero no, hoy no, hoy desperté, pero lo que es en verdad despertar, hoy sentí el aire entrar a mi pecho, como la luz que entra en un cuarto que había estado cerrado por años, me invadió el cuerpo, respire a bocanadas lo mas que pude, como si fuera el primer respiro de mi vida, saboreando cada molécula de aire, sin poderme saciar, exhale con esfuerzo, como no queriéndome deshacer de algo tan delicioso, inexplicable.
Hoy abrí los ojos y sentí que la luz me quemaba, de la buena manera, vi cada color, cada forma, todo tan brillante, tan brillante, las formas tan definidas, las cosas tan reales, había despertado en esa cama por tantos años, viendo la misma ventana la misma pared, los mismo muebles, pero jamás lo había visto en realidad. Estire mi mano para tocar las sabanas, mi propia piel, me acaricie los brazos, el cuello, el cabello, y sonreí. Inexplicable... donde había estado todo este tiempo? Donde había estado este aire? estos olor, estos colores, donde se me había escondido el tacto? tanto tiempo dormido, no lo podía creer.
Me acerque al otro lado de la cama y acaricie el cadáver ya frío de mi esposa, pase la punta de mis dedos por sus brazos, sonriendo, mira que suave tenias la piel amor, y yo tantos años sin darme cuenta, le acaricie el cabello y la bese en la frente con algo que hasta parecía cariño. Me levanto de la cama para bañarme, pero veo el desastre de sangre que hay en la cama y suspiro cansado...como voy a limpiar esto? Tenías que morirte y dejarme el desastre...típico.
