jueves, 22 de abril de 2010

Ser solo un niño

La infancia no es como la pintan. No son flores y azúcar y felicidad. No es inocencia. No es tener todo solucionado. No es bondad y perfección, no es ser una preciosa criaturita del señor recién bajada del cielo.

Es ser insignificante, y saberlo. Ser ignorante, y saberlo. Ser una carga, y saberlo.
Es estar conciente de toda tu pequeñez, es ser impotente ante un mundo que intenta aplastarte, es no existir, es ser invisible, es ser maltratado, humillado, ignorado, y que nadie lo vea así, porque al final eres un niño, ¿Qué problemas podrías tener? Es estar conciente de lo pequeño de tus problemas y aun así sufrirlos con todo el cuerpo. Es estar indefenso, es no poder huir aunque se quiera, es tener absolutamente nada de poder sobre ti mismo y sobre tu vida.

Son dudas existenciales, y miles de preguntas sin respuestas. Son ideas para cambiar al mundo, pero que sabes nadie tomara en cuenta. Es tener la cabeza llena de sueños que sabes imposibles, de mundos diferentes que terminas por creerte, son amigos imaginarios a falta de reales, es hablar sola con la esperanza de que alguien te escuche, es crear historias de otros mundos donde tienes un lugar, es correr lejos de tu casa con solo una mochila y 20 pesos en la mano para luego entender que no tienes a donde ir y regresar con la cola entre las patas, entender que no puedes huir de tu vida. Es querer más a juguetes que a personas porque ellos no pueden lastimarte, porque para ellos si cuentas, es que la muñeca más fea sea tu preferida porque te identificas con ella, sientes que solo ella puede entender lo que es ser horrenda.

Es vivir entre otros niños, que más que inocentes angelitos del señor, son bestias. Es soportar insultos, golpes, mordidas, humillaciones, y que para los adultos no sean mas que juegos inocentes, es intentar sobrevivir en las selva de la primaria sin salir con demasiadas cicatrices, es dejarte manipular mandar e insultar por otros niños a cambio de un poco de atención y pertenencia. Es ser completamente ignorado.

Es intentar conseguir un poco de autoestima matándote por ser perfecto en la escuela (y jamás lograrlo), es al final del día solo ser mas humillado por eso, es ni siquiera conseguir un poco de aprobación de tus padres, por supuesto, es la primaria ¿que tan difícil puede ser? (bastante, según yo recuerdo). Es no poder dormir si sientes que olvidaste una tarea, sudar frío de puro pánico cuando olvidas un libro, llorar de frustración si olvidaste la fecha de la independencia. Es refugiarte en libros para escapar un poco de tu vida que aborreces, ser aun más humillado por eso.

Es sentirte como una extraña en tu propia casa. Es tener hermanos demasiado perfectos a los que jamás podrás compararte, que hacen todo lo que tu haces, pero mejor, que logran todo lo que tu intentas sin resultados, tienen amigos, se les dan los deportes, ganan concursos para los que tu a duras penas lograste calificar, son mejores, mas guapos, pueden completar una frase en publico sin entrar en pánico. Y para colmo son felices.

Son secretos. Cosas que no se pueden pronunciar. Ni aunque quisieras, realmente no lo entiendes. Es llorar sin razón porque no puedes verbalizar lo que paso, lo que te esta matando.

Es vivir con miedo al demonio y al infierno, es desvivirte por no cometer el más mínimo pecado, pero al final siempre fallar. Son sacrificios y penitencias, confesiones semanales, visita diaria a la capilla, 3 rosarios antes de dormir, es hincarte en piedras calientes, dormir en el suelo, dejar de comer. Y aun así sentirte sucia, mala. Es tener miedo a la muerte porque sabes que terminaras en el infierno.

Son ataques de pánico, tics nerviosos y manías. Es tener que buscar la forma de arreglar tu cabello para que nadie se de cuenta los hoyos que dejaste de tanto arrancárlo.

Es que te encuentren llorando y lo vean gracioso o adorable. Es que no puedan ver tu dolor como real, eres solo un niño ¿que podría lastimarte?